Los probióticos son microorganismos vivos (“bacterias buenas”) que se encuentran presentes en alimentos o en suplementos probióticos. Su ingesta en cantidades adecuadas y en forma sostenida en el tiempo nos ayuda a mantener un sistema digestivo sano, equilibrado la microbiota intestinal y estimulando el sistema inmune. Hoy se sabe que el 80% de nuestro sistema de defensa se encuentra en el intestino.
Distintas investigaciones han permitido determinar que una mayor diversidad de bacterias en el intestino es un reflejo de un estado saludable. Por el contrario, una menor diversidad bacteriana se asocia a un sistema digestivo débil.
Alimentos como los lácteos fermentados (yogurt) el chucrut y las leches cultivadas contienen microorganismos vivos agregados. Los beneficios probióticos de estos alimentos dependerá de las cantidades de microorganismos vivos que tengan, de la cantidad que se consuma y la frecuencia de este consumo. Si este consumo es insuficiente o no garantizamos su calidad y viabilidad (es decir que las cepas llegan vivas a los intestinos para ejercer su función), la recomendación es recurrir al probiótico en un suplemento nutricional que entregue todas estas garantías.
- Factores claves para elegir un buen probiótico
Para que un suplemento de probiótico cumpla su función, es muy importante garantizar la cantidad y diversidad de cepas. Es decir, que los microorganismos se encuentren viables (vivos) al momento de ser consumidos y se vuelvan funcionalmente activos al llegar al intestino.
Un resguardo fundamental que permite garantizar el beneficio es preferir aquellos probióticos que se encuentren certificados. Estos controles de calidad deben ser realizados por entidades independientes. La más importante certificación de probióticos en el mundo es IPRO (International Probiotics Testing Program), la cual verifica:
- Viabilidad de las cepas presentes en el producto
- Concentración de las cepas expresada en billones (10⁹) por cápsula.
- La estabilidad durante la vida útil del mismo.
- La pureza mediante el control de metales pesados.
- Control de alérgenos como gluten y proteína de la leche (caseína).